viernes, 6 de junio de 2014

CEDEPO: LLUVIA DE IDEAS

LLUVIA DE IDEAS

CEDEPO.: Técnicas participativas para la educación popular, Ed. Humanitas (modificado)

Objetivos:
n     poner en común el conjunto de ideas o conocimientos que cada uno tiene sobre el tema y colectivamente llegar a una síntesis, conclusiones o acuerdos
n     un segundo objetivo, no expresado en el artículo, es la activación de esquemas cognitivos de las personas, lo cual está avalado por trabajos que muestran que la discusión previa (aunque no necesariamente usando esta técnica) facilita un mejor aprendizaje del tema
n     el otro gran objetivo es la creatividad, que permite aflorar ideas que de otra manera serían bloqueadas antes de salir, por la autocensura o por la censura del grupo. esto tampoco está mencionado en el artículo, que evidentemente se inclina por lo metodológico y lo práctico, antes que por lo teórico.


Utilidad:
n     para realizar un diagnóstico sobre lo que el grupo conoce o piensa de una tema, que se discutirá y profundizará durante el trabajo (aquí se inscribe la técnica de mapeo semántico, aunque con la importante consideración que no es sólo para diagnóstico, sino que permite activar conocimientos previos). Es útil una breve sesión de lluvia de ideas cuando se trabaja en pequeños grupos, preparando un tema que se va a presentar en plenario. Se puede combinar con el papelógrafo.
n     Para elaborar conclusiones sobre un tema
n     Para planificar acciones concretas
n     Para evaluar trabajos realizados



Desarrollo:
El coordinador debe hacer una pregunta clara, donde exprese el objetivo que se persigue. La pregunta debe permitir que los participantes respondan a partir de su realidad, de su experiencia. En la primera fase no se discute; se le puede pedir a un compañero que aclare lo que no se le ha comprendido. La cantidad de ideas que cada participante puede presentar, puede ser libre o predeterminarse. Cada uno debe dar por lo menos una idea.

Anotar:
Mientras los participantes van expresando sus ideas, el coordinador va anotándolas en una pizarra o un papel, o bien lo hace una persona designada por el grupo o un voluntario. La anotación de la lluvia de ideas puede hacerse tal como van surgiendo, en desorden, si el objetivo es conocer la opinión que el grupo tiene. En caso de que el objetivo sea analizar los diferentes aspectos de un problema, o hacer el diagnóstico de una situación es importante ir anotando las ideas con cierto orden.[1] El orden puede simplemente consistir en ir organizando sutilmente columnas a las cuales se les va dando un encabezamiento. Por ejemplo, en el libro se sugiere que si un participante da como causa “precio muy caro de las medicinas” se cree una columna que sea encabezada con el rótulo: problemas de atención médica o bien “dificultades económicas” y a medida que los participantes aportan se permitiría un fluir libre, pero anotando las palabras clave en diferentes columnas. Al finalizar se obtendrán varias columnas o conjuntos de ideas que nos indicarán por donde se concentra la mayoría de las opiniones del grupo, lo que permitirá ir profundizando cada aspecto del tema a lo largo de la discusión.

Ordenar y discutir:
Una vez terminada la anotación se discute para escoger aquellas ideas que resuman la opinión de la mayoría del grupo o se elaboran en grupo las conclusiones, realizándose un proceso de eliminación o recorte de ideas.

Variaciones:
n     Recordemos que la lluvia de ideas ha sido utilizada por Heimlich y Pittelman como parte de la estrategia de mapeo semántico.
n     Tarjetas: El sistema varía en que las ideas se escriben en tarjetas, una idea por tarjeta. Luego se recogen y se van pegando en el pizarrón o afiche, lo cual se puede ir haciendo ordenadamente desde el principio o no. Las tarjetas puede elaborarse en forma individual o por grupos, el número puede ser limitado (por ej. tres por persona) o no. Las tarjetas pueden pegarse en forma ordenada por el coordinador o se permite mayor movimiento y cada persona o grupo va acomodando e interactuando con los demás, y con lo que los demás han escrito. Se pueden empezar a clasificar, pidiendo a alguien que lea una tarjeta y luego pedir al grupo si existe alguna que se refiera al mismo tema, para ir juntando. El coordinador favorece la participación: al colocare una tarjeta en determinado locus pregunta al grupo si se está de acuerdo. Puede realizarse una votación para determinar el orden de importancia.
n     Una manera de combinar la lluvia de ideas con el método que he presentado de taller para estructuras, es repartir las tarjetas de otros grupos o duplicarlas para que cada subgrupo junte las tarjetas que se refieren al mismo problema y las clasifique. Cuando están las columnas, la tarea de nombrarlas con un título puede también ser grupal.
n     La lluvia de ideas cuando el problema es complejo se puede realizar por partes. Por ej., primero tratar las causas, luego los caminos o soluciones, etc.

Recomendaciones:
n     El coordinador debe preguntar constantemente si el plenario está de acuerdo en la ubicación de cada tópico. Más que colocarlas personalmente, es preferible que abra a la participación y pregunte cuál sería la ubicación.
n     Se puede hacer que cada participante anote su idea sintetizada en un epígrafe o una proposición, que luego explicará con mayores argumentos, lo cual dará mayor dinamismo a la reunión.
n     Si los propios participantes son los que ubican los temas o tarjetas, debe estar atento a que se haga correctamente o bien pasarlo a discusión.
n     Debe hacer breves síntesis sobre un conjunto de opiniones dichas.




[1] Yo creo que no. La cuestión del orden pertenece a una lógica diferente que la que alimenta la lluvia de ideas, que es dar espacio a la creatividad. Si hay orden, habrá disciplinamiento, más que fluir libre. En cualquier caso prefiero que se haga el ordenamiento en el segundo paso. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario