domingo, 22 de junio de 2014

Thelen: Dinámica de los grupos en acción

DINAMICA DE LOS GRUPOS EN ACCION

Thelen, Herbert A. (1970): Dinámica de los grupos en acción, Bs As, Ed. Escuela (orig.: 1964)   
El autor pertenece al laboratorio de Dinámica Humana, Depto de Educación, Universidad de Chicago
El enfrentamiento de un grupo que trabaja en un problema, es el campo de acción en que se encuentra la personalidad individual y la sociedad. Dentro del grupo la personalidad se modifica y se socializa; y a través del trabajo en grupo se cambia a la sociedad. Son dos aspectos de un mismo fenómeno, complementarios: propósitos sociales compartidos (base para el intercambio) y diferencias individuales (base para la creación de nuevas soluciones). La relación entre los 2 procesos, la inclinación del grupo hacia intereses personales o sociales son variables y son determinadas por su dirección. Si es efectiva, favorece a ambos: a los propósitos del grupo y a los problemas individuales que muchas veces aparecen por la interacción. El libro se refiere a estos problemas; los trata desde dos perspectivas: (1) “práctica” (en la sociedad, la enseñanza en el aula, el entrenamiento en el trabajo, administración, relaciones humanas y reuniones públicas) dedicando un capítulo a cada una de estas tecnologías.  (2) Aspectos conceptuales comunes a diferentes situaciones: significación para el individuo de la participación en un grupo, tipo de hechos con los que operan los grupos, control, dirección y la comunidad como terreno para la actividad grupal. En los agradecimientos muestra heterogéneas raíces: R.W. Tyler, Carl Rogers, Kurt Lewin, Dewey, Bion y otros. (del prólogo) Citas: (H.Thelen, 1970) 

6 tecnologías
Rasgos diferenciales entre las tecnologías:
objeto
fuente del liderazgo
rol del líder del cambio
método de control
relación y comunicación con el exterior
Una tecnología es una serie de principios que sirven para producir un cambio hacia objetivos deseados. un rasgo diferencial de una tecnología es el objeto que se propone modificar: los individuos, grupos o condiciones objetivos que está destinado a alterar [1].
         El derecho a influir sobre terceros se funda en algún tipo de autoridad, y éste se simboliza en el liderazgo del grupo que intenta promover un cambio. Una segunda diferenciación entre las tecnologías es la fuente de donde emana la autoridad del liderazgo.
         El rol del miembro del grupo que trata de producir y mantener los cambios es una tercera diferenciación.
         La cuarta consiste en el método empleado para el control del grupo. En cada situación habrá una distribución de énfasis sobre la resolución de problemas, sobre el mantenimiento del grupo de cambio, o de problemas individuales dentro del grupo.
         Una quinta diferenciación reside en la relación entre el grupo que promueve el cambio y los demás grupos con los que se comunica, así como los medios de comunicación usados. [2]
                           
Cada uno de los próximos 6 capítulos describe una tecnología; se caracterizará en base a los 5 rasgos descritos, lo cual facilita la comparación entre las tecnologías presentadas.


EDUCACION DE LOS NIÑOS
ACTIVIDADES - NECESIDADES

II:

Thelen, Herbert A. (1970): Educación de los niños por medio de actividades que llenen sus necesidades, En: Ibídem: Dinámica de los grupos en acción, Bs As, Ed. Escuela, Cap. II, pp 38-67

La enseñanza en el aula comprende todo lo que el maestro hace en ella.
Rasgos distintivos

n    Objeto:
n    Objetivo: El motivo primordial de la instrucción en el aula es la capacidad de los alumnos que debe irse modificando con arreglo a objetivos educacionales precisos.
n    Rol del líder del cambio:
n    Fuente del liderazgo: La autoridad del maestro es doble: en primer lugar tiene la de la dirección conferida por la comunidad. En segundo lugar es un adulto que posee una capacidad especial, reconocida y valorada en el grupo.
n    Método de control: determinado por el maestro, según las condiciones requeridas para poder enseñar, reglas, límites de conducta, etc.
n    Relación y comunicación con el exterior: el maestro lo representa frente a funcionarios; los niños actúan oficiosamente frente a la familia y otros grupos de la comunidad. El rector representa formalmente a la escuela.
n    En realidad Thelen formula otras preguntas que son más interesantes para definir en forma más dinámica al grupo de la clase: ¿Cuáles son los problemas, las nece3idades y las capacidades de los alumnos? (Y nos preguntaríamos, desde Ausubel, ¿qué es lo que ya saben?)

         Los maes4ros estamos en el centro de una discusión, que no es exclusiva de la educación, pero alcanza en los círculos educacionales su expresión más directa y candente. Del tumulto de voces que “participan” surge una lista de alternativas. Los contrincantes están alineados en for-ación de batalla y la falta de razonamiento y el acaloramiento resultantes subrayan el hecho de que no se trata de una mera discusión, sio de un conflicto básico que atraviesa todos los aspectos sociales. Trataremos, sin embargo, de considerar la discusión simplemente en relación a la enseñanza en el aula , aunque debamos alejarnos de ella para encontrar la luz que buscamos.
         La discusión contiene una serie de conflictos que pueden alinearse en forma de dos alternativas: individuo Vs sociedad
 Los temas del lado izquierdo de estos “versus” encajan dentro de un cuadro preciso; vean si reconocen este estribillo:
“Quiero que mis hijos sean tratados como un individuo (podríamos decir personas) por maestros que centren su atención en los niños y se vean a sí mism/s como guías. Los niños son capaces de plantear y discutir sus experiencias, de ser guiados desde adentro. Lo importante es la comprensión y la perspicacia que llevan al crecimiento. Quiero que aprendan por medio de la experiencia personal el significado de la palabra libertad, para comprender y aceptar el modo de vida democrático. Pero, sobre todo, quiero que sean gente centrada, con una vida interior subjetiva y noble; sólo así podrán adquirir la espontaneidad creativa que es el atributo más precioso del hombre”

Pero aquí tenemos otro estribillo:
“El maestro es un instrumento de la sociedad y se lo emplea principalmente por su conocimiento de la ciencia y las artes presentadas como materias escolares. Su trabajo consiste en dar instrucción y comunicar no sólo hechos interesantes, sino más bien ideas organizadas de manera tal que creen una relación significativa, como en una conferencia. El maestro conoce el tema a cubrir y su responsabilidad consiste en plantear las cosas de modo tal que esto se cumpla. El maestro sabe que para progresar en este mundo se requiere habilidad para enfrentar los requerimientos de la comunidad y que sólo por el ejercicio y la práctica puede convertirse el éxito escolar en un hábito definitivo. Muchas de las cosas importantes de la vida fueron descubiertas por otros y se aprenden a través de la experiencia delegada dominada por estas grandes autoridades. El niño es libre de pensar lo que quiera, pero en el mundo objetivo de la acción debe conformar con los standards de la comunidad.”

         En estos estribillos la gramática usada es, para el primero, la palabra “quiero”, declaración de deseos y valores, en el segundo, la palabra “es”: una declaración de hechos sociales (sean o no correctos). Esto muestra porqué la discusión se ha prolongado tanto y porqué no es en realidad una discusión. La confusión reside en:
n    suponer que establecer valores implica procedimientos instructivos específicos, y no es así
n    suponer que establecer un hecho social implica procedimientos instructivos específicos, y tampoco es así

En el fondo no existe discusión entre hechos y valores, entre lo que es y lo que queremos. Hay una brecha y una pregunta: ¿cómo salvamos la brecha entre lo que hay y lo que queremos? Es una cuestión de método. Y el método puede ser creado únicamente si tenemos en cuenta tanto los hechos como los valores [3]. No puede deducirse de uno solamente.








Nuestro cuadro mental

         Cada maestro tiene su estilo. Incluye el grado de desafío a la clase, la profundidad o superficialidad de sus comentarios, sus sentimientos respecto al trabajo[4] . Es como si tuviera un modelo in mente y actuara consecuentemente para hacer que la clase adopte ese modelo. Cuando la situación en el aula se desvía de esta imagen, el maestro trata de rectificar las cosas por medio de una acción determinada. El modelo le resume los principios de la enseñanza, actuando para mantener el modelo. Entre los modelos que han sido utilizados por los maestros tenemos: la discusión socrática, la reunión ciudadana, el aprendizaje, el jefe, empleado o modelo tipo ejército, el convenio comercial, el viejo equipo de barrio, la visita guiada.[5]

1.   Discusión socrática

“La imagen es la de un filósofo erudito y algo brusco que discute con interlocutores más ingenuos. Las cuestiones en discusión son conocidas tanto por Sócrates como por su contrincante ¿? y ambos tienen un conocimiento adecuado de los hechos. Sócrates desarma a su oponente al señalar contradicciones en su lógica. …Esta discusión ayuda a la asimilación de ideas. Cuando los niños hayan aprendido algunos hechos el maestro-Sócrates puede desafiar a la clase y comprobar sus conclusiones. El maestro juega un papel central y la discusión posee la emoción de una argumentación.

2.   Reunión ciudadana

“La imagen es la de un grupo de ciudadanos cuyas vidas dependen las unas de las otras, que se reúnen para decidir las acciones para la solución de problemas… El jefe es más un árbitro que un experto. La acción más apropiada se adopta por mayoría de votos. En el caso del aula, el maestro debe, sin embargo, crear ciertas situaciones, que no están dadas como en la realidad, debe asesorar, etc.

3.   Aprendizaje

La imagen es de una persona joven absorbida por un adulto. El aprendiz adquiere el conocimiento de un oficio, aprende a comportarse en el nivel social de la ocupación, psicológicamente se identifica con su patrón y lo imita. Algunas de las dinámicas del aprendizaje se aplican al aula. El alumno se identifica con el maestro, éste trata de conformar a los alumnos según su imagen. En ciertas carreras hay analogía con la experiencia adquirida en un taller.

4.   Jefe/empleado o modelo tipo ejército
La imagen es de una persona que posee un status más alto, el poder de castigar o recompensar, de indicar qué y cómo debe hacer, de vigilar su realización y evaluar el resultado. Relación de subordinación o dependencia de diferentes grados. Para Thelen es probablemente el más común en el aula, modificado por diversos factores humanos. Se ve especialmente en la enseñanza de destrezas y de proyectos que implican tareas físicas.

5.   Convenio comercial
La imagen es de una persona con dinero que contrata los servicios de otra. Es el plan-contrato en el que el maestro cierra el mejor trato que puede con cada alumno, ajustado a esperanzas razonables. La ventaja es que cada niño asume mayor responsabilidad, pero es difícil porque el maestro debe supervisar muchos trabajos diferentes y por ignorarse las posibilidades del trabajo cooperativo.
6.  El viejo equipo de barrio
La imagen es la de un equipo de jugadores escuchando al entrenador entre dos tiempos de un partido de fútbol. El objetivo es conseguir un mejor rendimiento, una mejor calidad. Aunque a veces se fomenta su uso, en el aula es poco realista, porque se trata de conseguir un rápido esfuerzo y no efectos a largo plazo; debe existir un equipo enemigo contra quien competir, se evalúan los resultados generales más que los individuales, los jugadores del equipo deben usar íntegramente pero limitados aspectos de su personalidad, y el equipo expresa la voluntad del entrenador.

7.   La visita guiada

La imagen es la de un grupo interesado que siguen a un guía que les muestra el camino en una selva, un museo, etc. De vez en cuando el guía les llama la atención sobre algún objeto, contesta preguntas, mantiene el orden, vigila el número de alumnos. El maestro que adopta este estilo debe haber recorrida el campo y tener mucho que decir al respecto. Su entusiasmo y sy habilidad para dejar que las clase vez por sí misma ayuda a motivar. La visita guiada es una rápida vía de ornamentación cultural, pero el conocimiento puede no tener relación con las posibilidades de utilización.


         La existencia de tantos modelos o analogías, subraya la complejidad de la enseñanza en el aula. Pueden existir situaciones en las cuales cada uno de estos modelos resulte apropiado, lo cual explica la cantidad de roles que el maestro debe desempañar en distintas circunstancias. Pero en la realidad nadie tiene un repertorio ilimitado de roles. El atractivo que tiene para un maestro el modelo que ha adoptado reside en parte en que le permite “jugar el rol” que está más de acuerdo con su personalidad.
         En las comunidades en donde el maestro tiene poco prestigio, es probable que se sienta atraído por otra ocupación. El aula es el lugar en donde puede sentirse libre para satisfacer sus deseos de pertenecer a otro grupo, porque allí tiene suficiente poder y control como para moldear su cultura en la forma que le apetece.
        
         La única conducta sujeta al control directo del maestro es la propia. Pero los posibles roles de los alumnos dependen del papel que decide jugar el maestro. La libertad del alumno sólo cubre las funciones que el maestro decide no desempeñar por sí mismo.
         Los modelos mencionados son insuficientes, en cuanto sólo contemplan la mitad del problema del método; parten de las necesidades del maestro más que del análisis de los requerimientos queplantean las situaciones creadas por la enseñanza. La pregunta para comenzar debe ser: ¿Qué tipo de participación deben tener los alumnos para aprender. Después podremos preguntarnos por el papel que deberá jugar el maestro. Distintos tipos de enseñanza requieren distintos roles.

Los hechos en el aula

Expondré algunas hipótesis sobre los factores sociopsicológicos que influyen en el aula.
n    Reglas preformadas: existe un conjunto de reglas que el alumno no ha creado, pero que debe aceptar. Algunos las aceptan tan íntegramente que ni las perciben como límites a su conducta; a otros le desfiguran toda experiencia escolar.
n    La experiencia de cada uno en el aula es de carácter social. Llamo a esto lo fundamental porque no tiene escape. Estas interacciones alteran el proceso educativo estableciendo las condiciones bajo las cuales se efectúa la enseñanza. También son importantes en el sentido de que implican una reacción refleja. Lo que hacemos en un contexto social tiene consecuencias para quien actúa. Además existen situaciones de competencia, de cooperación, de alabanzas y reproches.
n    Significatividad: Por encima de las implicaciones sociales, el significado de la experiencia en el aula es valorado por otro conjunto de hechos. Las ideas tienen significado bajo dos condiciones:
n    la experiencia las ha asociado a sentimientos, con lo que han adquirido color y riqueza,
n    han sido asimiladas a un fondo de ideas previamente aprendidas , por lo que sirven de puerta de entrada a enteras estructuras de pensamiento.
Dicho en otros términos, los pensamientos desorganizados y sin sentimientos asociados no tienen sentido ni son útiles. Tienen significado en un contexto. La enseñanza resulta útil o real cuando reviste sentido o ayuda a resolver un problema, es decir si tiene una ubicación significativa en la experiencia personal.

n    Un tipo de significado es desarrollante. En una etapa de la vida, conocer ciertos hechos puede ser significativo porque representa una aventura, por lo menos del pensamiento.
n    La solución de problemas da lugar a otro tipo de significado, relacionado con la utilidad.

En resumen la experiencia en el aula se verifica dentro de ciertas reglas y controles, es originariamente de carácter social y sobre ella se acumula el contenido que puede o no ser real y significativo para el alumno, según las condiciones en que fue enseñado.

Tres aspectos básicos de la experiencia de enseñar y aprender
pp 49-










INDIVIDUO

SOCIEDAD

Centrado en el niño
Centrado en el tema

Guía
Instrucción

Discusión
Conferencia

Planeamiento del alumno

Planeamiento del maestro
Motivación intrínseca

Motivación extrínseca
Aprendizaje perceptivo

Ejercicio y práctica
Crecimiento

Éxito
Experiencia personal

Experiencia delegada
Libertad

Dominación
Democrática

Autoritaria
Mundo subjetivo

Mundo objetivo
Espontaneidad

Conformismo






AUTOENTRENAMIENTO DE PROFESORES


III:

THELEN, H.A. (1970): Desarrollo de la escuela a través del autoentrenamiento de su cuerpo de profesores, En: Ibídem: Dinámica de los grupos en acción, Bs As, Ed. Escuela, Cap. III, pp 68-87

Los esfuerzos de autosuperación de pequeños grupos dentro de una institución, sólo obtienen éxito si existe un programa general que implique trabajar con otros grupos de la comunidad.




          



[1] se refiere fundamentalmente a las tecnologías cuyo objeto son seres humanos
[2] Personalmente debo introducir otro rasgo, que Thelen parece subsumir en el objeto: los objetivos, qué cambios queremos producir con ese objeto. En el capítulo II habla de motivo: se trata del objetivo
[3] Me parece muy pertinente recordar a Habermas y su aporte sobre los intereses humanos fundamentales. y a Shirley Grundy. El método didáctico se acomoda a estos intereses.
[4] Agreguemos su capacitación, su ideología respecto a la libertad, democracia, participación, pluralismo y diversidad, tolerancia, sus ideas acerca del nivel de acción y creatividad, de la ciencia y la investigación, etc.
[5] Recordemos “12 formas básicas de enseñar” de Aebli, modelos educativos (Weinberg) estilos (Rama), cooperación Vs competencia de Brown,  

Rué: EL TRABAJO COOPERATIVO POR GRUPOS

EL TRABAJO COOPERATIVO POR GRUPOS

RUÉ, JOAN (1989): El trabajo cooperativo por grupos, Cuadernos de Pedagogía, Nº 170 (mayo)
Los grupos se definen como de trabajo individualista, competitivo y cooperativo. A través de diversas observaciones realizadas en el aula, se analizan los grupos de trabajo cooperativo y los criterios para su organización. Esto supone un cambio en el papel del maestro o maestra, que ha de adoptar el papel de mediador. También se cambia la configuración del espacio-aula. Por último, se incluye una selección de libros comentados y artículos de revistas.
Citas: (J. Rué, 1989) <bibliografía, cooperativismo, EGB, interdisciplinariedad y globalización, trabajo en grupo>

Los procesos de enseñanza y aprendizaje en la escuela se realizan dentro de un contexto social, en grupo de iguales. En este contexto, las formas de organización institucional que se suelen dar con respecto a los alumnos suelen ser descritas de acuerdo con su rasgo más perceptible. Así, hablamos de enseñanza en gran grupo, en equipo o individualizada para describir aquellos procesos didácticos en los que se participa de forma colectiva y simultá-nea o bien en pequeños grupos o individualmente, siguiendo ritmos y procedimientos distintos. Sin embargo, recientemente, otras descripciones más precisas intentan poner de manifiesto la característica que mejor define las interacciones de enseñanza y aprendizaje entre alumnos en el seno de un grupo dado. Así, se define a los grupos como de trabajo individualista, competitivo y cooperativo, obviando las características exter-nas de la organización de los alumnos.
LOS GRUPOS DE TRABAJO COOPERATIVO
El rasgo distintivo para conocer si un pequeño grupo está realizando un trabajo cooperativo no es pues su tamaño, sino si los objetivos de los participantes se hallan vinculados de tal modo que cada cual sólo pueda alcanzar sus objetivos si y sólo si los demás consiguen los propios. Como señalan Mugny y Doise (1983), la cooperación interindividual «no debe arrancar de una consigna verbal, sino de las características específicas de la tarea que se vaya a realizar». En este sentido, la organización de la tarea es la de proporcionar el verdadero sentido a la forma de organización social y a las acciones de los diversos individuos en el seno del grupo. De todo lo dicho, podemos deducir que la forma como los enseñantes estructuran los objetivos de aprendi-zaje determina el modo en que van a interaccionar los alumnos entre sí y con el profesor y cómo esta forma de interacción va a afectar a los productos cognitivos y afectivos de la educación. Desde esta perspectiva y contrariamente a lo que comúnmente se cree, el verdadero reto del trabajo en grupo no estriba en las formas de control de la situación o en la ausencia de conflictos interpersonales, sino en hallar una forma de organización de las tareas y una configuración de los recursos que lleve a los alumnos a modificar sus puntos de vista, llegar a un compromiso o a establecer acuerdos. Diversas observaciones de clase centradas en las características del trabajo de los alumnos en pequeños grupos coinciden en los siguientes aspectos: — Los miembros del pequeño grupo no desarrollan su trabajo de forma cooperativa, sino que lo hacen individualmente. Tampoco desarrollan formas internas de organización de grupo en relación con el material, las ayudas, etc. — Es una fórmula muy dependiente de la capacidad de gestión de los distintos grupos por parte del maestro. Por otra parte, el papel del docente en la presentación de la secuencia de trabajo muy a menudo es semejante a la que se realiza en gran grupo.  
— Los criterios que se siguen para la configuración de los pequeños grupos oscilan entre la necesidad de acomodar las diferencias en aprendizaje y rendimiento y la de favorecer las relaciones afectivas entre los alumnos. Para sintetizar brevemente el trasfondo de lo dicho hasta aquí, podríamos decir que: — De acuerdo con Piaget, la cooperación es una fuente de transformación del pensamiento individual en un triple sentido: como desencadenante de la reflexión y consciencia de sí mismo, como fuente de objetividad al desdoblar lo subjetivo de lo objetivo y como fuente de regulaciones. — Para que el trabajo en situación de grupo permita la producción de nuevas coordinaciones cognoscitivas, no es suficiente el promover cualquier tipo de interacción, sino que hay que organizarla de acuerdo con ciertos requisitos. — Es importante prestar atención a los mecanismos sociales de regulación en el interior del pequeño grupo, dado que pueden ocasionar bloqueos en la comunicación y en la participación de todos y cada uno de los compo-nentes.
EL GRUPO DE TRABAJO COOPERATIVO. CRITERIOS PARA SU ORGANIZACIÓN
En un trabajo de reflexión sobre la metodología de trabajo en Talleres (véase Cuadernos de Pedagogía, feb. 87, nº 145, 1987) realizado conjuntamente con el equipo de maestros del centro experimental «Ribot i Serra» de Sabadell, llegamos a establecer una pauta didáctica que recoge los requisitos señalados anteriormente con el fin de que fuese el marco metodológico que orientase la acción de los distintos profesores en su labor docente. En ese proceso tuvimos que reconocer errores, vencer inercias didácticas, someter a discusión procedimientos muy con-solidados, transformar escepticismos en estusiasmo, discutir, observar, rectificar, etc. y los resultados se valoraron muy satisfactoriamente. El primer elemento a considerar era el de los objetivos del trabajo propuesto a los alumnos. Se tenía que reestructurar el trabajo y los materiales de modo que se pasara de un tipo de tarea que generaba autonomía y aislamiento dentro del pequeño grupo a una estructura de tareas que implicase interdependencia. Vimos que ello era posible en todos los ámbitos a los que aplicamos, aunque no fuese siempre fácil hacerlo. También era fundamental atender a la composición de los grupos. Dado que, según Perret-Clermont (1981) y otros, la progresión cognitiva nace de la confrontación de puntos de vista, aunque sea la opinión de alguien «que no sabe», es básico un nivel de heterogeneidad en el grupo. Por ello todos los grupos debían de ser mixtos en cuanto al sexo de los componentes y a niveles académicos. Por otra parte, el número de componentes era de tres o cuatro por grupo, precisamente para garantizar al máximo las posibilidades de intervención de cada miembro. Complementariamente al criterio anterior y respondiendo al mismo objetivo, en el momento de organizar cada pequeño grupo, el maestro o maestra planteaba la necesidad de organizarse internamente y, con carácter rotatorio, las tareas colectivas, tales como la recogida de material, su preparación, etc. Cada grupo terminó final-mente por tener una pequeña hoja-recordatorio con los nombres de cada cual y el turno de responsabilidad que le correspondía en cada sesión de taller. Ello supone que tanto las tareas más apreciadas como las que lo son menos eran asequibles según un criterio explicitado y al alcance de todos. En relación al tipo de trabajo propuesto se procuró que en cada sesión se realizara un producto concreto o hubiera unos resultados tangibles a partir de: — Ponerse de acuerdo todos en qué y cómo se va a hacer la tarea. — Decidir quién hará cada parte o secuencia. — Realizar, si es necesario, las pruebas o ensayos individuales para que la aportación al grupo sea la espera-da por parte de los otros. — Discutir las características de lo que hace cada cual, ver cómo complementa el trabajo de los demás y escoger de entre las pruebas realizadas la que se hará en común o cada una de las partes del todo colectivo. — Valorar los resultados en grupo. Finalmente se puso un énfasis especial en la necesidad de que cada uno de los componentes de los pequeños grupos conociera los materiales utilizados, las secuencias de trabajo que se habían seguido y que fueran capaces de explicarlas correctamente.
LAS FUNCIONES DOCENTES
Este enfoque metodológico del trabajo en grupo transformaba a su vez el papel del maestro o maestra ya que le proporcionaba competencias específicas en la nueva situación que se había creado. El maestro o maestra adop-taba el papel de mediador en el proceso de aprendizaje. Ayudaba a formular problemas, a definir las tareas a realizar en un proyecto común, proporcionaba los instrumentos y materiales más adecuados, etc. Además de cuidar de la composición de los grupos y de hacer el seguimiento ordinario de los mismos, se puso de relieve la necesidad de verificar que cada miembro de los grupos conociese los objetivos de lo que iban a hacer, precisamente para garantizarle su participación en las decisiones de grupo: tenía que asegurarse que efecti-vamente las funciones de organización en grupo eran rotatorias. Era capital que se estimulase el intercambio de ideas y la justificación de las decisiones adoptadas en el seno del grupo, en las distintas secuencias de trabajo y en la valoración de los productos realizados. En este sentido, una función complementaria a lo anterior consistía en animar a buscar distintos procedi-mientos para realizar la tarea propuesta, con el objeto de superar ciertas fijaciones o la polarización de los miem-bros del grupo respecto a lo expresado por uno de los componentes en particular, así como aportar al grupo criterios de valoración de las tareas o productos realizados. Esta función podría resumirse en que los alumnos deben aprender, inducidos por el maestro, a saber argu-mentar todas las decisiones que van tomando en el transcurso de su tarea.
LA CONFIGURACIÓN DEL ESPACIO-AULA
Cualquier modelo de organización de los procesos de enseñanza y aprendizaje presenta isomorfismos con el modelo de organización del ámbito del espacio-aula. Lógicamente, el modelo que describimos tiene que situarse también en relación a la configuración del ambiente del gran grupo, para poder vehicular los objetivos anteriores y no entrar en contradicción con ellos. Por ello, el profesor ha de cuidar las normas reguladoras del trabajo del colectivo y de cada grupo pequeño, de forma congruente con lo expuesto más arriba. La organización y localización de los espacios y materiales han de disponerse según los mismos principios y en base a los criterios de accesibilidad y seguridad. Los alumnos han de conocer qué pueden utilizar y dónde guardar sus producciones. Hay que explicitar, si fuese necesario, que materiales o instrumentos serán necesarios en cada una de las fases del trabajo a realizar. Por otra parte, los alumnos deben saber que se espera de ellos en cada una de las sesiones, por lo que los objetivos propuestos deben acomodarse a las posibilidades reales de realización. Ello no obsta para que se prevean tareas complementarias a realizar por parte de aquellos que resuelvan antes sus activi-dades.
El objetivo central de la intervención, bien de forma directa en su asistencia al trabajo de los pequeños grupos, bien en su forma indirecta, en el diseño de la organización del gran grupo, consiste en generar un fuerte sentido de interdependencia positivo entre los alumnos y el máximo nivel de implicación personal de cada alumno en las tareas. Por ello, el maestro ha de poder garantizar también el éxito de los miembros más débiles del grupo en el seno del mismo.
ALGUNAS CONCLUSIONES
A modo de breve conclusión, me gustaría expresar algunas reflexiones que pueden ser útiles. En primer lugar, la dinámica de clase que se crea cuando se ha adoptado esta pauta didáctica está en sintonía con lo que diversos autores describen como fruto de sus trabajos, a saber, que el trabajo cooperativo supera en rendimiento a las modalidades de trabajo competitivo e individualizado. Se percibe una mejora general en el clima de clase y en las relaciones interpersonales en el seno del gran grupo. Sin embargo, a lo largo de este trabajo no siempre fue así. La razón estriba en que el trabajo cooperativo en pequeños grupos en tanto que procedimiento de enseñanza y aprendizaje, debe ser dominado por parte del profe-sor que lo aplica, y no basta con la voluntad de aplicarlo para que el resultado tenga el éxito esperado. Aprendimos,
pues, a tener paciencia y constancia. Se tenían que corregir errores, modificar ciertas pautas de trabajo y reelaborar ciertas normas. Debe de tenerse en cuenta que la innovación metodológica consiste en un proceso que requiere el soporte de un marco teórico consistente, pero hay que encontrar los mecanismos para hacerlo viable y situarlo en el contexto de los procesos de enseñanza y aprendizaje que se desarrollan en la escuela. Es importante asimismo someter a revisión ciertas concepciones o prácticas y a no pretender explotar esta metodología más allá de nuestras posibili-dades reales. Aunque también sea conocido, comprobamos una vez más que la innovación educativa se halla, finalmente, en manos del quehacer de cada profesional de la educación.
Bibliografía
LIBROS COMENTADOS
COUSINET, R. (1969): Un nuevo método de trabajo libre por grupos, Losada, B. Aires. Cousinet, uno de los pedagogos de la Escuela Nueva e inspirador del GFEN, concibió en 1920 la realización del trabajo escolar en base a una organización social del mismo. Esta obra es útil para conocer el pensamiento de este clásico de la pedagogía, sus criterios y su concepción del medio escolar, dentro del cual inscribe la organiza-ción de los grupos de trabajo.
FERRY, G. (1977): El trabajo en grupo; hacia la autogestión educativa, Fontanella, Barcelona. El autor presenta una experiencia de dos años, realizada en una escuela normal superior francesa en la primera mitad de los sesenta, en la que se explicitan los objetivos y los problemas derivados del hecho de introdu-cir en el marco de una enseñanza tradicional, una fórmula de trabajo en pequeños grupos en la perspectiva de una autogestión educativa.
GALTON, M., SIMON, M. y CROLL, R (1980): Inside the Primary Classrooms, Routiedge and Kegan Paul, Londres. Durante cinco años, estos autores emprendieron un ambicioso proyecto de investigación para tomar el pulso a una amplia muestra de la escuela británica. Una de sus muchas conclusiones, transferibles a nuestra situación, pone de manifiesto el modo habitual de plantearse el trabajo en grupo en las aulas británicas, los espejismos y los aciertos en dicha metodología.
PAUL-HARE, A. (1985): Creatividad y grupos pequeños/ Ed. Pirámide, Madrid. El autor, que adapta la teoría funcional al análisis de las interacciones sociales en grupos pequeños, describe los procesos que se dan en la estructura de los mismos y, en base a diversas experiencias, describe como aplica su análisis al desarrollo de modelos generadores de conductas creativas en los pequeños grupos.
PERRET-CERMONT, A.N. (1984): La construcción de la inteligencia en la interacción social, Aprendi-zaje- Visor, Madrid. La autora, psicóloga social, expone la tesis de que las coordinaciones cognitivas entre individuos forman la base de las coordinaciones cognitivas individuales. A través de la descripción de numerosas investigaciones pone de manifiesto que en algunos niveles del desarrollo cognitivo las producciones colectivas son mejores que las de los individuos. Sus conclusiones ponen en tela de juicio los fundamentos de las teorías individualistas de la inteli-gencia.
POUTGATCH-ZALCMAN, L. (1971): Los niños de Vilna, Nova Terra, Barcelona. Esta pequeña obra maestra expone el funcionamiento de un parvulario, el que crea y dirige la autora en la ciudad de Vilna, en la Polonia de antes de la II Guerra Mundial. La descripción, desde la perspectiva de la práctica,
de la organización social y del trabajo en el mismo es un anticipo empírico de lo que la psicología social y la pedagogía de los grupos desarrollarán más tarde.
ARTÍCULOS DE REVISTAS

ALLEN, V.L. y FELDMAN, R.S. (1973): «Learning through Tutoring: low-achieving Children as Tutors», en The Joumal of Experimental Education, 42-1, 1-5. BENLLOCH, M. (1986): «EI aprendizaje de la cooperación», en Cuadernos de pedagogía, 49, 37-39. COLE, M. (1984): «La zona de desarrollo próximo: donde cultura y conocimiento se generan mutuamente» en Infancia y Aprendizaje, 25, 3-17. COLL, C. (1984): «Estructura grupal, interacción entre alumnos y aprendizaje escolar» en Infancia y Apren-dizaje, 27-28, 119-138. FORMAN, E.A. y CAZDEN, C.C. (1984): «Perspectivas vygotskinanas en la educación: el valor cognitivo de la interacción entre iguales», en Infancia y Aprendizaje, 27-28, 139-157. PERRET-CLERMONT, A.N. (1981): «Perspectivas psicopsicológicas del aprendizaje en situación colecti-va», en Infancia y Aprendizaje. 29-42.