EL TALLER COMO
PEDAGOGÍA PARTICIPATORIA
ANDER-EGG, Ezequiel
(1983): El taller como pedagogía participatoria, en “Hacia una pedagogía
autogestionaria”, Bs. As., Ed. Humanitas, cap. 4, pp 63-84 (Resumen parcial del texto original)
En lo sustancial es una modalidad pedagógica
de aprender haciendo. Se apoya en el principio de Froebel: es mejor aprender
algo viéndolo que escucharlo. Se organiza en torno a un proyecto concreto; es
una situación de enseñanza-aprendizaje que integra docencia, investigación y servicio
en un trabajo interdisciplinario y globalizador. No se entregan resultados de
la ciencia, sino que se realiza un entrenamiento en el proceso de producción
del conocimiento y de construcción de la ciencia en un contexto de respuesta a
problemas reales.
El taller intenta superar la concepción de
enseñanza-aprendizaje tradicional: el profesor, el alumno, el saber, el aula
(recinto sacro) y dentro de ella la actividad específica de la clase. Este modo
produce un corte entre el aprender y la vida; es como si la vida fuera puesta
entre paréntesis.
La
primera experiencia universitaria se realiza en 1968 en la Facultad de Arquitectura
de la UN Córdoba.
Se extiende luego a otras, como la
UBA , Rosario, etc. Las razones que esgrimen en Córdoba son:
n existe un
vacío docente y una falta de objetivos para la carrera y la profesión
n se ha
problematizado el sentido y la función de la carrera
n el
movimiento estudiantil cuestiona la institución universitaria y la función de
los contenidos de la enseñanza [1]
Si
estos problemas se presentaron en Arquitectura, que tiene perfiles definidos,
fueron mayores en aquéllas que tenían menos claros los objetivos y contenidos.
Frente a esta situación de crisis y desafíos, el taller aparece como una
primera respuesta a los problemas fundamentales: reformular los contenidos, establecer
más claramente el perfil profesional, repensar o dar sentido a la profesión.
En lo sustancial es
una
modalidad pedagógica
de aprender haciendo
|
A
nuestro juicio, el sistema de taller en sí mismo no ayuda a resolver cuestiones
como éstas. El aporte sustancial apunta fundamentalmente a una reformulación de
la metodología de la enseñanza. Una cambio en la concepción del proceso, en
cuanto busca proporcionar los instrumentos y la capacidad para adquirir y aplicar
conocimientos.
El taller designa experiencias de alcances muy
diversos. Resulta inevitable al aplicarse a diferentes carreras. No es un
seminario ni un laboratorio, aunque comparte características de ambos. En lo
sustancial es una modalidad pedagógica de aprender haciendo. Los conocimientos
se adquieren en una práctica concreta que implica la inserción en la realidad
que constituirá el futuro campo de acción de los estudiantes y que constituye
ya el campo de acción de los docentes. En ese sentido se apoya en el principio
de aprendizaje formulado por Froebel en 1826: “aprender una cosa viéndola es mucho más formador, cultivador,
vigorizante, que aprenderla simplemente por comunicación verbal de las ideas”.
Se
organiza en torno a un proyecto de trabajo concreto, cuya responsabilidad está
a cargo de un equipo de trabajo de profesores y alumnos que participan
activamente en todas las fases. Este proyecto se transforma en una situación de
enseñanza-aprendizaje con una triple función (objetivos): docencia, investigación y servicio. Por lo tanto, integra teoría,
investigación y práctica a través de un trabajo grupal y un enfoque
interdisciplinario y globalizador [2]. Es
un ámbito de reflexión y de acción en el que se intenta superar la división
teoría/práctica, conocimiento/trabajo, escuela/vida, que se da en todos los
niveles de la educación.
El
aprendizaje depende de la actividad de los alumnos en una tarea concreta. El
profesor es un asistente técnico que ayuda a aprender.
El
sistema de taller presupone un modo diferente de abordaje de la ciencia, el
conocimiento y la realidad. Tradicionalmente la ciencia es “algo” ya
constituido en forma absoluta, un cuerpo de conocimientos ya formulado, en
razón de una supuesta objetividad y neutralidad, ajeno a las prácticas y a los
problemas significativos, con un elevado grado de formalización y simbolismo,
que no suele motivar demasiado a los alumnos. En el taller, a partir de la realización
de un proyecto o tarea concreta, no se entregan los resultados de la ciencia,
sino que se realiza un entrenamiento en el proceso de producción del
conocimiento y de construcción de la ciencia en un contexto de respuesta a
problemas reales. Ciencia y conocimiento no se presentan como acabados, separados
de la experiencia, incuestionables.
Pedagógicamente,
este modo de presentar la ciencia y el conocimiento produce una actitud de
búsqueda y una desmitificación en relación a los absolutos y a los mitos del
cientificismo, tales como el carácter a-ideológico de la ciencia y su neutralidad
valorativa. Se hacen accesibles y se conectan con problemas de la sociedad,
favorecen la creatividad. El pensar científico nace a partir de una
situación-problema y vuelve sobre la realidad que lo origina; aquí - aunque
germinalmente - se incita a la reflexión
científica.
Tipos
de taller
El taller
total
incorpora a todos los alumnos y docentes de una institución en un proyecto
sobre terreno, aunque algunos grupos ingresantes pueden ser excluídos.
El taller
vertical integra alumnos de diferentes años en un proyecto común
El taller
horizontal abarca alumnos de un mismo año o ciclo.
1.
La docencia
La pedagogía es fundamentalmente inductiva.
Parte de una acción en terreno, un proyecto de trabajo que comporta múltiples
actividades, del que surgen problemas que en la reunión del taller se
transforman en temas de reflexión sobre la acción realizada y a realizar. De
allí se va a la búsqueda de teoría necesaria para una mejor comprensión de la
experiencia y orientar las actividades. Esto lleva a la primacía de la acción o
de la práctica como nota esencial del sistema de taller. El desafío de la
realidad conduce hacia problemas teóricos, metodológicos y técnicos. Se va
aprendiendo a conocer y a hacer.
Wright Mills
datos empíricos sin teoría son ciegos
y la
teoría sin datos empíricos es vacía
|
Los
participantes no deben partir de una tabula rasa, como en algunas experiencias,
sino contando con un sistema conceptual mínimo. Por eso considera inoportuno
organizar los talleres desde el primer año de estudios, así como el taller
total. La teoría no se descuida, pero está referida a una práctica que se
presenta como un problema; se presenta como una necesidad para iluminar una
práctica, para interpretar los realizado o para orientar una acción. Práctica y
teoría son dos polos en permanente referencia. Wright Mills considera que los
datos empíricos sin teoría son ciegos, y la teoría sin datos empíricos es
vacía.
El proceso que se da,
ayuda a “encarnar” la teoría. Por una parte a través de la práctica se encuentra
motivación para la profundización teórica; por otra parte la misma práctica
produce teoría.
.
El resto del trabajo no se ha desarrollado:
el interesado se deberá remitir al texto original
Bibliografía
1.
Equipo
pedagógico (1968): El taller total, (Mimeo) Facultad de Arquitectura, Córdoba
2.
Idem
3.
Freire,
Paulo (1969): La educación como práctica de la libertad, Montevideo, Ed. Tierra
Nueva
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